martes, 12 de enero de 2010

¿CUÁNTOS SON POBRES EN GUATEMALA?




El Informe de Desarrollo Humano para el año 2000, “Guatemala: La fuerza incluyente del desarrollo humano” que elabora anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos muestra un porcentaje que indica la exclusión en su dimensión económica: “A pesar de algunas mejoras durante la última década del siglo XX, la pobreza continúa siendo elevada en Guatemala. Más de la mitad de la población guatemalteca (57%) es pobre y más de un cuarto (27%) extremadamente pobres.”
De igual manera, el Banco Mundial indica que en 1989, el 39.8% de la población guatemalteca vive con menos de 1US$ al día y el 64.3% de los y las guatemaltecos y guatemaltecas viven con menos de 2US$ diarios.
A pesar del debate sobre la existencia de la radiografía más ajustada posible de la pobreza en Guatemala las causas son el principal reto a enfrentar, para lo cual la respuesta dentro de una Estrategia de Reducción a la Pobreza implica propuestas de desarrollo en el corto, mediano y largo plazo que impliquen no únicamente ayudar a los pobres a dejar de serlo, sino mas bien propiciar las condiciones políticas, sociales, económicas, ambientales y culturales, entre otras, que permitan a las personas no solo salir del circulo vicioso de la pobreza sino contar con las oportunidades y la “libertad” de poder escoger su propio proyecto de vida que brinde su bienestar sin descuidar el bienestar colectivo de sus contemporáneos y las futuras generaciones a la misma vez.
La pobreza es un fenómeno de múltiples dimensiones. Hay causas y efectos de la pobreza que deben abordarse de manera integral y con visión de sostenibilidad en tiempo y recursos.
La vulnerabilidad y el riesgo de la población que vive en condiciones de pobreza, las diversas facetas de la Globalización, las oportunidades para que cada individuo pueda construir su propio proyecto de vida, las condiciones políticas y el entorno social, son aspectos importantes que una Estrategia de Reducción a la Pobreza debe abarcar y tomar en cuenta al momento de formularse.
Una Estrategia de Reducción a la Pobreza debe trascender más allá de un gobierno de turno y debe evitar utilizarse como retórica para estar al día en la agenda de cooperación internacional.
Una estrategia de reducción a la pobreza debe elaborarse tomando en cuenta las opiniones de la población, así como los estudios técnicos que ayuden a dirigirla. Asimismo la estrategia debe ser ejecutada conjunta y directamente con los beneficiarios de ésta quienes se constituirían en sujetos y “socios” de la misma en todo momento, principalmente en la ejecución de acciones concretas.
El Estado juega un rol importante en la protección y compensación social de las personas, como también lo tienen los Centros de Investigación, Universidades y entidades de la Sociedad Civil que enfocan sus estudios y acciones hacia el tema, sin excluir por supuesto a los profesionales, el sector empresarial y los ciudadanos en general.
La transparencia en el uso de los recursos públicos y la integridad de los funcionarios de todos los niveles de administración pública son un factor fundamental en cualquier Estrategia que busque el desarrollo del País. Es impensable la implementación de políticas encaminadas a la reducción de la pobreza con la presencia de corrupción en el Estado. De nada sirve un mapa de pobreza que indique hacia donde canalizar los recursos públicos y las políticas de desarrollo si estas no pueden ejecutarse debido a la ineficiencia, la corrupción y la falta de transparencia por parte del Gobierno.
Es importante conocer el contexto para de allí poder tomar decisiones en las políticas y estrategias de desarrollo nacional. Es preciso que el tema de la pobreza no se utilice como un discurso político.
La pobreza afecta a toda la población en general directa o indirectamente, ya que el fenómeno social más cruel como lo es no tener acceso a recursos para sobrevivir se desborda en otro tipo de problemas sociales que afectan a toda la población como lo son la delincuencia e inseguridad. La historia evidencia que mientras más se tarden las acciones de desarrollo en llegar a la población, mas se acrecienta la posibilidad de un nuevo estallido político y social.